
Puede que el motociclismo no sea un deporte de equipo. A priori, es individual. Ni que todos tengan que ir a una cuando se trata de defender los colores de una fábrica. Tampoco es eso. Pero lo que se vivió ayer en Estoril rozó el ridículo. Un lance de carrera normal y corriente, un adelantamiento complicado, dos pilotos que se van al suelo... Lo hemos visto muchas veces. Pero había unos precedentes que ensuciaron la caída de Dani Pedrosa y Nicky Hayden en la novena curva de la quinta vuelta de la prueba de MotoGP. Voy a sentar una máxima que quiero que quede clara: Pedrosa me parece un piloto de una talla indudable, y tiene por delante una carrera que le lleve a convertirse en uno de los grandes de la historia. Los precedentes a los que me refería vienen cuando al piloto español se le preguntaba sobre sus preferencias en la lucha por el título: ¿Rossi o Hayden? ¿Rossi, piloto de Camel, o Hayden, piloto de Repsol? ¿Rossi, piloto Yamaha, o Hayden, piloto Honda? La respuesta: me da igual. ¡Cómo se puede decir eso! Vale que no te apetezca que nadie que no seas tú ganes, pero el motociclismo no es un deporte amateur donde vas con tu padre, tu coche, un carrito, una moto de serie y unas herramientas para 'trocar' tu máquina. Aquí se gana mucho dinero, dinero que te ganas por tus cualidades, dinero que te pagan para que una marca salga en la tele, para que una fábrica venda más motos. Es la realidad. Y el profesional debe de tener todo esto muy claro. Luego sales a la pista, te adelanta tu compañero de equipo que se está jugando el Mundial, y se la devuelves intentando meterte por un sitio por el que nadie, lo repito, nadie adelanta. Y menos el que es probablemente el hombre que pilota más fino de la categoría. Absurdo, lo repito. Está bien que Dani pidiese perdón, es lo menos. Pero entiendo que Hayden lo aceptase a regañadientes. De hecho, aceptó la disculpa, pero no perdonó. Embutido en la chaqueta oficial del equipo, con su gorra de Red Bull calada hasta las orejas y unas grandes gafas de sol, intentando cubrir al máximo su rostro, el norteamericano resoplaba, sacaba una voz entrecortada, e intentaba parecer sereno tras lo ocurrido (con Dani a apenas un par de metros de él departiendo con los medios por su lado). Pero no podía, se le escapaban expresiones de frustración, de conmoción, de no entender todavía cómo podía haber pasado eso. La parrilla de salida de MotoGP dejó una imagen curiosa: 1. Rossi, 2. Edwards, 3. Hayden, 4. Pedrosa. Los que se jugaban el Mundial (se lo juegan aún) y sus compañeros de equipo. En realidad, sólo Edwards era compañero de equipo, de eso nadie tenía dudas antes de que se apagase el semáforo rojo. Habría encontrado poca gente que apostase una cantidad significativa de dinero porque Pedrosa iba a ser un compañero de equipo de Hayden. Y no, no creo que valga el argumento de que las matemáticas rocambolescas todavía le daban opciones al título a Dani: ¿no se encargaron de decir durante todo el año que el título no era el objetivo? Sólo se me ocurre una pregunta final para dar cierre a esto: ¿alguien se imagina la situación inversa, Hayden tirando a Pedrosa cuando este se está jugando ser campeón del mundo?
PD: El fin de semana deportivo ha sido intensísimo, así que intentaré desgranarlo estos días antes de que nos metamos de lleno en Valencia. Y el de mercado también: Checa a Honda LCR, Stoner a Ducati, Sete de momento sin moto...