Ayer llegué a Italia y, ya no sé ni como, me quedé sin tiempo de nada y no pude escribir ninguna entrada de recién llegado. Reconozco que Mugello, puede que junto a Phillip Island, es uno de los circuitos del Mundial que más me gustan. Está cerca de Florencia y, para que se haga una idea el que no lo conozca, revisad por ejemplo la película "Mucho ruido y pocas nueces" e imaginaros metiendo un circuito en medio de esos paisajes de la Toscana. Si a esto le añades un trazado técnico, con curvas preciosas, una recta más o menos larga, y subidas y bajadas entre montes y verde, te encuentras con un entorno magnífico.
El ambiente motero de Mugello es comparable al que vemos en Jerez o Valencia, lleno hasta la bandera y afición caliente moviéndose por la zona desde el jueves. El del paddock ha sido de reencuentro tras 10 días de paz por un lado (no es mucho tampoco) y de mucho movimiento por otro. Rossi se quedaba en MotoGP y después decía que seguía con Yamaha. Los rivales ponían cara de emoción señalando que qué bien que se quede, aunque de mucho no nos lo creeremos. El que me pareció más sincero, la verdad, fue Dani Pedrosa. Debe de ser mucho mejor ganar cuando están los mejores para que luego nadie diga "Sí, pero no estaba Rossi...". Mugello es territorio de dominio italiano y eso hace que siempre vengamos con ganas de triunfar en casa del enemigo. Me he encontrado más cosas en esta reentrada: Battaini, que abandonó MotoGP para irse a Superbikes, ha dejado Superbikes para meterse en el 250. Un poco raro (ha terminado el 16 a 1,7" de la pole); dos pilotos checos del mismo equipo, AB Cardion que a pocos les sonará, se han puesto 1º en 250, Smrz, y 3º en 125, Abraham; Mateo Túnez no ha venido por falta de motivación (de eso hablaré en otro post, creo): Alex Debón, que este año es probador de Aprilia fábrica, ha tenido un gran día y se ha puesto 5º; y para el final dejaré lo del asunto Lorenzo, que es por lo que el post se titula como se titula.
El padre de Jorge, Chicho Lorenzo, ha hablado en un par de radios diciendo, más o menos y en resumen, que Dani Amatriaín (manager del piloto y del equipo en el que milita) tiene secuestrado a su hijo, que le ha lavado el cerebro, que le controla el dinero a su antojo, que está perjudicando la carrera de Jorge y alejándole de la familia. Se están empezando a decir bastantes cosas sobre esto, y están lanzándose a la arena los opinadores. Sólo quiero trasladar un pensamiento, que es el mayoritario dentro del paddock: a nadie le debería interesar un asunto de familia que nadie está capacitado para demostrar y que lo único que puede terminar haciendo es golpear la moral de un piloto con un gran talento, que puede hacer grandes cosas, pero que siempre se ha caracterizado por tener un carácter, digamos, complicado. Es lo que pienso.
Y para terminar una aclaración: pongo una foto de Simón que no pega nada con lo escrito porque, para un día que termina primero, qué menos, que es muy buen chaval.