Y al final fue Valentino

Sé que entre los aficionados hay quienes creen que Pedrosa es un genio, y otros que no están tan convencidos. Quien piensa que lo de Stoner es talento puro, frente a los que opinarán que Ducati-Bridgestone hace mucho en el tema, demasiado. El que verá en Lorenzo a una fuerza de la naturaleza que va para genio, y otros que directamente no le soportarán por razones extra deportivas. Y hay muchos para los que Rossi es uno de los más grandes de la historia, y otros para los que tiene un punto falso y arrogante a parte de sus cualidades indiscutibles. Bueno, lo he leído por aquí, que conste. Pero creo que se sea del credo que se sea (insisto como he hecho otras veces que esa salsa le da vida a éste deporte), todo el mundo tendrá que reconocer la magna actuación de Rossi en Assen. Que no se le olvide a nadie una cosa: la Ducati funcionó a la perfección y no hubo demasiadas quejas sobre el rendimiento de los Bridgestone (no tan superiores ésta vez a los Michelin, cierto es). La historia es conocida: el italiano partió el once; tardó cuatro vueltas en atacar, hasta que los neumáticos empezaron a dar su rendimiento y cuando estaba a 5 segundos de Stoner; se quitó a todos de en medio; y le metió la rueda a Casey durante varias vueltas para, y es una interpretación propia, intentar desquiciarle por si le hacía cometer un fallo y le podía recortar más puntos que 5 en la general (bravo otra vez por Stoner). La victoria de Rossi en Assen ha sido monumental. En la tribuna principal de la ex Catedral (la primera mitad del circuito, no nos engañemos, es un churro; la segunda, bellísima) reinaban los tonos amarillos. Cada adelantamiento de Rossi era acompañado de una ovación, que iba in crescendo. Será lo que sea y como sea, pero Valentino desprende un algo que cautiva a las masas y que yo todavía no he podido percibir en nadie. Por eso sus gestas siempre son las más magnificadas.