A la velocidad de la luz

A veces da la sensación de que las cosas van demasiado rápido, incluso más que las propias motos, que ya es decir. Cuando todavía no se había empezado a correr el primer entrenamiento de la primera jornada de este GP de Turquía, ya se estaban oyendo noticias 2008. Auguro, en plan pitoniso, que el año que viene va a traer muchas novedades. De lo que ya se habla es sobre el futuro de Jorge Lorenzo. El patio de vecinas del paddock le coloca el año que viene en MotoGP, aunque para eso no hace ser el más listo de la clase, porque el propio devenir de las cosas lo marca. De hecho, se le coloca exactamente en Yamaha, y al lado de Valentino Rossi. La lógica dicta que Ducati se ha pillado uno de los jóvenes bueno, Casey Stoner. Honda tiene al suyo, Dani Pedrosa, y de los de abajo debiera ser Andrea Dovizioso (todo sin despreciar a los Melandri, Elías o al campeón del mundo, por supuesto). Falta Yamaha, y pintando por ahí todo encaja en una lógica de futuro. A Rossi le queda seguro otro año, pero a partir pocos apostarán a que vaya a seguir. A él le gusta Colin Edwards a su lado. Que nadie se equivoque: no es porque sea inferior, si no porque con él convierte a su escudería en el único equipo de verdad del Mundial. De esto se habla, y aquí todavía todo por vender. Frenético. De hecho, hay un semi dicho por aquí que marca a Le Mans como la cita en la que se cierran las cosas importantes. Ahí es nada.

Pero hay motos rodando. Con una pista sucilla, pero rodando. Los Bridgestone funcionaron fatal aquí el año pasado. Hoy han metido siete motos entre los ocho primeros clasificados (Rossi 4º ha sido el único Michelin infiltrado). Parece que han trabajado bien, aunque veremos mañana.