Valentino

La valía del título conseguido por Nicky Hayden se ha incrementado por el rival que ha tenido enfrente. Campeón sólo es uno, y si nos vamos a los históricos del motociclismo el cómo se hayan ganado esos títulos da igual, porque a la postre queda registrado un nombre que es el que quedará para los restos. Otra cosa es que en el imaginario popular de los aficionados, que es mucho, unos años sean más recordados que otros. Creo que 2006 ha sido un buen año. Cuatro pilotos han terminado separados en la general por 24 puntos, o sea, menos de una carrera. Y a nadie se le escapa que, a ese cuarteto formado por Hayden, Rossi, Capirossi y Melandri, bien se le podría añadir a Pedrosa como uno de los que han luchado en la temporada por el título. De hecho, el team manager de Ducati, Livio Suppo, decía que en Valencia podrían haber parado a Bayliss si lo hubiesen necesitado, con lo que Capirossi de 23 habría pasado a 18 puntos (¿se acordará mucho Loris de Barcelona?). Pero si hay un detalle que da más valor si cabe al título de este año es que el rival vencido ha sido Valentino Rossi. No voy a detallar aquí el palmarés de Rossi; ni los hitos de su carrera deportiva; ni si los títulos con la Honda oficial fueron a lomos de un motón y los de Yamaha en inferioridad técnica. Sé que Rossi levanta pasiones, en algunos casos encontradas. Para unos es un genio, para otros un buen piloto sin más, para algunos un payaso, para otros la esencia del espectáculo, dicen que marrullero, o simplemente muy superior al resto. En los años que llevo en el paddock lo que puedo asegurar sobre él es que es distinto del resto. Tiene un magnetismo que no tiene nadie. Un magnetismo planetario. Si vas a Alemania, las gradas se pueblan del amarillo Rossi; visitas Donington Park, y ves 46 y soles por todas partes; en Motegi acorralan su box y la oficina donde se cambia; cuando entra en una sala de prensa, todo se inunda de los 'clic, clic' de las cámaras de fotos. Él siempre sonríe. Seguro que sus celebraciones están totalmente preparadas. contaba Mela Chércoles en el As cómo la gente del club de fans de Rossi abandonaban Cheste con los disfraces y los cachibaches para la "celebración" del título envueltos como en un hatillo. Toda esa parafernalia calienta a la afición, crea expectativas, da fotos divertidísimas, vende, vende motociclismo. Y eso es bueno. Se ponía Bernie Ecclestone muy pesado estos días pidiéndole a Fernando Alonso más implicación como campeón en la promoción de la F1. No promoción en cuanto a venta de entradas o de merchandising, o acumulación de espectadores. Venta de magia, de ídolos, de peleas deportivas. Hace poco me vi un carrerón histórico: Donington Park 91, Kevin Schwantz frente a Wayne Rainey. Schwantz estaba increíble, puro espectáculo. Terminaba la carrera y se volvía loco, tiraba el casco, los guantes y las botas al público. Y los aficionados se volvían locos. Eso también crea deporte, el espectáculo. Y ahí creo poder afirmar que no hay nadie como Valentino Rossi.

Cuando Nicky Hayden se estaba derrumbando de alegría sobre la moto en la vuelta de honor en Cheste, apareció Valentino por detrás para felicitarle. Los espectadores de todo el mundo lo estaban viendo. Me parece una suerte, y siempre lo diré, tener a alguien como él en este deporte. Y a 2007 llegará como el derrotado con ganas de venganza...