El valor de tres victorias, y de una derrota

El GP Británico de este fin de semana nos ha dejado tres claros vencedores, y un derrotado con cara de ganador. En 125cc, Álvaro Bautista volvió a destrozar a sus rivales y firmó su cuarta victoria en una temporada en la que sólo se le ha visto una vez fuera del podio. En Francia, un problema mecánico, la mayor adversidad con la que se ha encontrado Álvaro en lo que llevamos de año, le hizo terminar cuarto cuando iba a llevarse otra victoria. Ahora serían cinco y, en vez de llevarle 52 puntos a Kallio, le llevaría 68 puntos. Los "si...sería" no sirven para nada aquí. La realidad dicta que faltan 7 GGPP y a Bautista le sobran 2. Y al ritmo que va, o todo se le tuerce de una manera brutal, o ese título se lo lleva a su casa. En estos casos, nada mejor que fijarse en las caras de los pilotos: Kallio, tras comparecer ante los medios ponía cara de resignación. Sabe que hay una moto superior a la suya, y un piloto superior a él. No pensará nunca que mejor que él, porque ni el último piloto de la parrilla lo piensa. Pero sabe que la confianza con la que se mueve el líder del Mundial es un extra ante el que nada puede hacer.

En 250cc, Jorge Lorenzo hizo algo parecido a lo de Bautista en 125, pero con otro enfoque. No es el líder del Mundial, ese papel le corresponde todavía a Andrea Dovizioso. Lorenzo podría haber ganado en Donington Park arrasando de principio a fin como en Assen. A Dovizioso le habría afectado, seguro. Pero el devenir de las cosas terminó siendo un factor positivo más a favor de Lorenzo. El italiano se cayó, falló, el hombre calculador cometió un error. Y esto le pasó porque Giorgio le llevó al límite. La sensación que se le quedó a Andrea, otra vez utilizando el noble arte de interpretar la cara, fue de frustración. No puedo. A Jorge ya no se le calienta la boca. Ahora es tranquilo y reflexivo. La superioridad en cuanto a madurez y frialdad con la que jugaba Dovizioso se ha esfumado. Y eso le ha puesto nervioso y le ha hecho dudar sobre qué hacer.

En MotoGP Dani Pedrosa hizo una carrera magistral, con un ritmo demoledor. Probablemente, al Rossi en las mejores condiciones le habría costado vencer el domingo a Dani. Sólo probablemente. Nicky Hayden hizo un poco el ridículo. Un líder no puede fallar como lo hizo él ni estar ausente durante todo un GP. Hay que reconocer que en su equipo no le han ayudado mucho. Si tienes un piloto líder del Mundial, con 42 puntos de ventaja sobre el segundo, lo normal es que te vuelques en él. Pero pasaron. Le hicieron perder todo el viernes probando cosas nuevas que a la postre no funcionaron. Hayden lleva todo el año de conejillo de India, mientras ve cómo reina la paz en la otra parte del box. Ahí, Pedrosa está cimentando poco a poco, con planificación como a él y a Alberto Puig les gusta, el año del debut. Ya nadie le puede descartar para el título. Pero, volviendo a lo de mirar las caras de los pilotos, hay que fijarse en la de otro que no ganó, o sea, que perdió. Valentino Rossi parecía el ganador del GP. Estaba radiante. Ha superado con nota dos GGPP críticos por su lesión de muñeca. Ha salvado el match ball de Inglaterra (es lo que habría sido si Hayden le hubiese sacado más puntos). Le recortó puntos al líder, y metió algo de distancia con Melandri y Capirossi, dos pilotos que le preocupan. Por delante sólo quedan Hayden, al que se puede decir que casi desprecia como rival, y Pedrosa, al que teme algo, pero no lo suficiente. Sabe que Dani se tiene que enfrentar cada fin de semana a un circuito nuevo. Y que él, en condiciones óptimas, puede ganar en todos. Lo dicho, en Inglaterra vimos el valor de tres victorias, y el positivo de una derrota.